Cuando todavía vivía en el centro de Montevideo, recuerdo convivir a diario con este gigante de cemento. Mirar por la ventana de mi cuarto y descubrir su figura casi de torpedo surgiendo entre los demás edificios. En mis tiempos libres me iba a recorrer su galería exterior jugando a descubrir los detalles de su fachada. Insectos, reptiles, flores, monstruos marinos cuelgan de los capiteles de las columnas y los pretiles de los balcones del primer piso del Palacio Salvo.
Otro recuerdo que tengo es ver a los Tatitos subirse al Salvo y salir volando. El canal 4 transmitía esta hermosa animación en stop motion hecha para que los niños se fueran a dormir y a mi me fascinaba ese capítulo puntualmente. Supongo que algo de eso se imprimió en mi.
El Palacio Salvo se convirtió en un símbolo de la ciudad y creo que esta atribución de ícono se la podemos conceder a las múltiples facetas que éste proyecta. Desde su eclecticismo, mezcla de varias corrientes arquitectónicas, sus simbolismos referidos a la divina comedia de Dante, hasta las historias paranormales que se esconden en sus pasillos.
Es un edificio que nunca deja de maravillar, de sorprender y es fuente de inspiración para muchos. No es casualidad que en 2013 Damon Albarn (ex integrante de la banda británica Blur) utilizara una fotografía en blanco y negro del edificio para la tapa de su single «Heavy Seas of Love».
Tampoco es casualidad que en la novela «La Tregua» de Mario Benedetti aparezcan unas líneas haciendo alusión al Salvo, “Ocho de la mañana. Estoy desayunando en el Tupí. Uno de mis mayores placeres. Sentarme junto a cualquiera de las ventanas que miran hacia la Plaza. Llueve. Mejor todavía. He aprendido a querer ese monstruo folklórico que es el Palacio Salvo. Por algo figura en todas las postales para turistas. Es casi una representación del carácter nacional: guarango, soso, recargado, simpático. Es tan, pero tan feo, que lo pone a uno de buen humor».
Los misterios entretejidos alrededor del Salvo hicieron que Hugo Burel escribiera «El caso Bonapelch», una novela negra que mezcla hechos verdaderos y de ficción, tomando el asesinato de José Salvo, uno de los impulsores de la construcción del famoso edificio como trama de la historia.
A lo largo del tiempo ha despertado sentimientos de admiración, fascinación y hasta rechazo, pero nunca pasa desapercibido.
Este monstruo folclórico, como lo llamó Benedetti, se encuentra frente a la Plaza Independencia justo donde nace 18 de julio, avenida principal de Montevideo.
Fue construido por el arquitecto italiano Mario Palanti a pedido de la familia Salvo. Palanti, tenía entre sus obras un edificio muy parecido, el Palacio Barolo en Buenos Aires. Su sueño era unir ambas márgenes del río en un puente de luz con su hermano gemelo en Buenos Aires a través de los faros ubicados en sus cúpulas (cosa que físicamente resultó imposible).
La idea original fue que el Salvo funcionara como hotel de lujo, cosa que no prosperó y hoy en día es un edificio de viviendas habitadas por más de 1500 personas. Tiene además un complejo de oficinas y hasta funciona escondido en el piso 2 «La casa del billar».
Supo ser un coloso de cemento hasta 1935, siendo la torre más alta de latinoamérica. Se utilizaron materiales de primera calidad para su construcción: mármoles italianos, granitos de Alemania, bronce, hierro forjado y pisos de pinotea. En cada rincón se puede apreciar la mano de obra artesana, aunque lamentablemente los hermosos murales que poseía ya no existen.
Nos queda el hermoso vitral restaurado de Enrique Albertazzi en la escalera principal, perteneciente a la década de 1920 que homenajea a los inmigrantes que llegaban a estas tierras.
Se realizan visitas guiadas diarias para conocer todos los secretos de este emblemático edificio, siendo el punto de encuentro su hall principal.
Durante la visita se detallan los aspectos arquitectónicos, históricos y también los misterios del Palacio Salvo.
Los paseos se realizan de lunes a domingo con salidas cada media hora entre las 10:30 y 13:00 horas, con horario extendido los lunes, miércoles, viernes y domingos hasta las 16 hs. Mediante reserva previa se puede realizar una visita nocturna los días miércoles a las 20 horas. Se recorre la galería exterior de la planta baja, los antiguos salones de fiestas, la terraza del piso 11 y el mirador. Pueden encontrar más datos sobre este paseo a través de la página de Facebook o Instagram.
Gracias por leerme! Nos vemos en próximo post!